El éxito deportivo no sólo se mide en el campo, sino también fuera de él, en lo que los estudiantes-atletas aprenden, su dieta, su bienestar mental y su preparación para la vida post-universitaria. El nuevo Stark Performance Center de Iowa State, dotado con 90 millones de dólares, es un brillante ejemplo de inversión en todas estas áreas, con la ventaja añadida de que su diseño acentúa el atractivo del edificio. El nuevo centro de rendimiento deportivo forma parte de una remodelación de las instalaciones que rodean el estadio Jack Trice, junto con el Complejo de Fútbol Bergstrom y la Plaza de la Familia Albaugh. El SPC -como se le conoce coloquialmente- cuenta con una nueva zona de fuerza y acondicionamiento con césped y máquinas de ejercicios, una sala de estar, un centro de nutrición, un centro de medicina deportiva, un centro de preparación y entrenamiento para la vida, un centro académico, un comedor, oficinas para el personal y un vestuario de diseño exclusivo.

Diseñado con la forma de un gran balón de fútbol (o de un estadio rodeando el campo), el vestuario del SPC no se presenta como una instalación atlética corriente. Más bien, los colores brillantes, los paneles gráficos y el sistema de techo con deflectores personalizados crean un espacio emocionante que refleja el entusiasmo que rodea al programa de fútbol de Iowa State. Como pieza central del vestuario, las paredes centrales en forma de elipse y el sistema de techo bafle circundante crean un patrón consistente y un diseño centrado, haciendo que el espacio se sienta amplio y cercano al mismo tiempo. Los bafles de 1-5/16 pulgadas de grosor x 5-1/4 pulgadas de alto x 8 y 10 pies de largo rodean el centro de la sala en una gran elipse, cada uno de los 450 componentes verticales totales se abren en abanico desde las paredes centrales hasta llegar a los bordes de la sala. En el centro del espacio y en las puertas de salida del vestuario, los deflectores giran 90 grados y se dirigen verticalmente hacia el techo, creando un desafío de ingeniería único para la fijación y la estabilidad.

Rulon International proporcionó al instalador varias opciones para montar los deflectores y, tras revisarlas, optaron por una aplicación de rejilla de alta resistencia con un giro vertical ascendente, consolidando los componentes de fijación en un sistema interconectado, pero que requería un refuerzo adicional para garantizar que los componentes verticales no se movieran. Las longitudes de los deflectores en cada esquina de la sala superaban la longitud máxima de la chapa, lo que exigía la coordinación e instalación de empalmes sobre el terreno. Además, para garantizar que cada deflector fuera perpendicular a la elipse de toda la sala, Rulon tuvo que elaborar un diseño detallado con los puntos de fijación y la orientación definidos. Y lo que es más importante, el contratista instalador aportó los conocimientos y la experiencia necesarios para que este proyecto fuera un éxito.